Un manto famoso, recuperado



 
 
En 1927 Julio César Tello exploró los antiguos cementerios de Wari-Kayan, donde encontró una gran cantidad de tumbas de personajes que vivieron en los primeros dos siglos antes de nuestra era en los desiertos de Ica. 

Acuarelas (reproducidas aquí en blanco y negro) de dos capas de tejidos de un mismo fardo funerario extraido por la expedición de 1927 de los cementerio de Wari Kayan de Paracas. Imagen reproducida por en "Julio C Tello y la ilustración arqueológica peruana" de Gori Tumi Echevarría, publicado en "Arqueología y Sociedad No. 24" por la Universidad de San Marcos
 
Para ser inhumados, los cuerpos fueron sentados en posición fetal (con las piernas amarradas), colocados sobre una canasta y envueltos por una gran cantidad de capas de tela. Esta modalidad de entierro se repetiría en diferentes partes del Perú y Bolivia -con las diferencias propias de las particularidades culturales de cada región- durante los siguientes 1500 años. En el caso de las tumbas de Wari Kayan, al encontrarse en medio de un arenal lejos de cualquier fuente de agua y en una región donde rara vez llueve, la conservación de los tejidos fue casi completa, lo que permitió a la gente del siglo XX constatar la extrema calidad de sus bordados multicolores. 





La mayoria de estos mantos fueron llevados a lo que entonces era el Museo Nacional (el Museo Nacional de Arqueología actual) del que Tello era director y muchos de ellos fueron preparados para ser expuestos al público en sus salones. Otros tantos fueron almacenados luego de ser fotografiados y clasificados.
 
En 1950, como parte de las labores de divulgación propias de la institución, se creyó adecuado vestir a un maniquí con algunos esos tejidos, para que los visitantes tuvieran una idea del proable aspecto de los hombres de Paracas, cuando señoreaban los valles del centro sur peruano. La imagen resultante fue publicada por primera vez en la carátula del segundo volumen de la investigación de Tello y su colega Toribio Mejía Xespe. Su popularidad fue tal que se utilizaría desde entonces en los textos y láminas escolares de los peruanos. Probablemente fue una de las primeras reconstrucciones populares del aspecto de un hombre de las épocas preincas de los Andes.
 

Una edición de 1979 mostrando al maniquí del hombre de paracas vistiendo el manto robado y recuperado. Foto tomada de mercadolibre,com

 
Pues bien, el tejido principal que vestía a este "Hombre de Paracas" fue robado en 1993. No era el típico caso de otros tesoros arqueológicos peruanos, en que los objetos eran directamente extraidos de sus tumbas por los huaqueros y, aprovechando la laxitud de las leyes de protección del patrimonio que hubo hasta los años ochenta, eran revendidas a coleccionistas privados, nacionales y extranjeros. En esta ocasión se trataba de una pieza ya catalogada y supuestamente protegida dentro del principal museo del país. Desgraciadamente no fue el único caso: otros tejidos desparecieron del mismo recinto en los años 80 y el problema llegó al colmo cuando una de las piezas más emblemáticas de la coleccióm, el tumi de Íllimo, fue sustraido de su bóveda. 

Dos años después, el Instituto Nacional de Cultura (lo que ahora es el Ministerio de Cultura) incluyó imágenes del objeto en las listas internacionales de bienes culturales robados. En 2015 la arqueóloga norteamericana Ann Peters (que ha trabajado ampliamente en el estudio de Paracas) la reconoció en una colección privada en Texas, EEUU y dio la alerta a las autoridades. El Ministerio de Cultura y el de Relaciones Exteriores iniciaron entonces los trámites para su recuperación y el, con la colaboración del gobierno norteamericano, la pieza fue repatriada en 2016. Este final feliz es muy inusual. Solo para hablar de textiles del Antiguo Perú, hay muchos casos de robos de museos sin resolver (como el sonado caso de los mantos paracas y wari robados del Museo Regional de Ica en 2008).
 

 
 

Detalle del patrón en damero que aparece en la sección central del manto. Si bien en todos los casos el diseño es idéntidoc la combinación de colores cambia, una clásica tradición textil de los artistas Paracas (Detalle de la foto de Ann Peters publicada por el Ministerio de cultura en su web)

El contorno de la pieza está formado por el mismo motivo (una serpiente bicéfala) que se encadena con otros seres iguales gracias a una serpiente bicéfala aún más grande, Flecos multicolores limitan su borde exterior, (Detalle de la foto de Ann Peters publicada por el Ministerio de cultura en su web)
Vista general de la pieza recuperada. foto: Ann Peters / Ministerio de Cultura


Más información

  • La necrópolis de Wari Kayan contenía tumbas de lo que Tello llamó fase "Paracas Necrópolis" , y se remonta al intervalo entre los años 200 a.C. y 150 d.C.
  • Nota de la agencia andina. Clic aquí. Ahí se indica que la pieza fue exhibida en una reciente exposición de la NatGeo en Washington pero no hemos podido confirmar esa información. Por cierto, la imagen que aparece en la nota no corresponde a la pieza recuperada (si no al manto calendario recuperado de suecia en 2014 del que publicamos una extensa nota en el siguiente enlace: aquí)  
  • Nota de prensa del Ministerio de Cultura : Clic aquí


Pablo Ignacio Chacón
www.antiguoperu.com

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