La cerámica erótica mochica
Cuado Rafael Larco Hoyle inició sus estudios de la antigua cerámica moche (en la década de 1940), se topó con muchas vasijas de explícita temática sexual. Otros coleccionistas de la época las llamaban "huacos pornográficos", con algo de gracia y de desdén. Larco no las desdeñaba. Como ocurría con otras tantas muestras de la alfarería del antiguo norte peruano, estaban hábilmente modeladas, llenas de atención en los detalles y cuidadosamente pulidas y pintadas. Luego de analizar todas las que pudo, hizo números y comparaciones y concluyó que la inmensa mayoría de prácticas sexuales representadas en esas piezas no tenía fines reproductivos. Es decir, lo que predominaba eran formas de intercambio sexual como penetraciones no vaginales, felaciones, personajes que se autoestimulan o que exhiben ostentosamente sus genitales. Las imágenes de cópulas eran, a su entender, una minoría. Se preguntó por qué. Luego de analizar una pieza que mostraba a una mujer en el proceso de a