Cuando Kuélap volvió a la historia
Esta es la historia de un juez que salió de casa muy temprano para hacer una diligencia de varios días en las boscosas y nubladas montañas al sur de Chachapoyas. A pie y a lomo de mula, desafiando terrenos anegados y cuestas resbalosas, nuestro personaje, Juan Crisóstomo Nieto , alcanzó el lugar en el que debía realizar su trabajo: un paraje accidentado que se disputaban dos propietarios de terrenos. Parte de sus pesquisas lo obligaban a interrogar a los campesinos acerca de la historia del lugar. Ellos le dijeron que en la cumbre del Cerro Barreta (la más alta de la zona), sobre un afloramiento de roca, había un pueblo antiguo del que, según las viejas creencias, era mejor alejarse. Escéptico pero curioso, Nieto quiso averiguar de qué se trataba. Subió. En la cima del monte, se topó con una pared de piedra de casi 20 metros de alto, oculta por la vegetación. Comprobó que tenía varias puertas y que, adentro, en lo alto, habían muchas casas derruidas. Kuélap, vista desde su lado