Pequeña historia sobre los campos elevados
Parece un sol de 100m de diámetro, en medio de los campos de Ácora (Puno). ¿Es un diseño moderno? ¿un geoglifo? ¿un mensaje de otro mundo? No. Es un recuerdo de otro tiempo, cuando las más frías y duras mesetas de los Andes se volvieron verdes y acogedoras. El contexto Antes de hablar de esos extraños círculos debemos entender el tiempo y el espacio en el que se movieron sus constructores. Ubiquémonos en la meseta del Collao, entre Perú y Bolivia. Aquí, a 3800 metros de altitud, el sol quema muy fuerte y, de noche, hiela. Los desbordes del Titicaca y sus afluentes se turnan con las más largas sequías. Aunque es tierra apta para la ganadería de camélidos, no lo es tanto para la siembra. Imagina por un momento que vives aquí. Hace, digamos, 2200 años. Tu casa es un putuco, una construcción de bloques de tierra que te protege del frío. Crías alpacas y tu familia dispone de unas parcelas en donde siembras papas y ocas. Pero te han dado malas noticias... Los sabios que observan...