El Sacrificador Rojo

A pesar de sus proporciones humanas, el rostro y el hocico de este extraordinario personaje, son los de un felino. Mientras abre las fauces, entrecierra los ojos, como si estuviera lanzando un rugido. Ahora observen su regazo. Hay un hombre tendido ahí. Como tiene los ojos abiertos podríamos suponer que está vivo... y bien despierto. Pero no puede escapar. Porque una de las manos del "monstruo" está sujetando sus cabellos. Y en la otra hay un objeto plano (un cuchillo) que se aprieta contra la garganta del pobre hombre.